Si bien la soledad no tiene por qué ser en sí misma algo negativo, sí que lo es sentirse solo. Este sentimiento puede traer consigo muchas consecuencias negativas en nuestra salud mental.
Todos somos susceptibles a sentirnos solos en algún momento, y que esta soledad nos pueda llegar a hacer daño, pero desde luego el grupo que es más vulnerable a los efectos de la soledad crónica son las personas de la tercera edad.
Dado lo perjudicial que es en ese grupo, a continuación vamos a ver las 3 principales señales de que una persona mayor se siente sola, qué consecuencias puede traer en su salud y qué podemos hacer para revertirlo.
El sufrimiento por soledad durante la tercera edad
Todo el mundo puede estar solo en algún momento de su vida. Estos episodios de soledad no tienen por qué ser algo malo, de hecho muchas personas le sacan provecho a su soledad viéndolo como un momento de reflexión y autoconocimiento, un período en el que descansan de lo agitadas que pueden llegar a ser las relaciones humanas. La soledad, en sí misma, no tiene que ser algo negativo.
Sin embargo, sentirse solo sí que puede convertirse en una pesada carga. Las personas necesitamos del apoyo de los demás, sentir que hay gente a la que le importamos, que están ahí para que si un día nos pasa algo se muevan para hacer todo lo posible para evitar que suframos peligro. Las personas que lamentablemente no disponen de esto porque han acabado socialmente aisladas, atrapadas en la soledad crónica, corren muchos de padecer dolencias físicas y psicológicas de todo tipo.
A medida que va pasando el tiempo, las personas que están solas van sintiéndose cada vez más tristes, desmotivadas e incluso inútiles, sintiendo que a nadie les importa. Esto es especialmente preocupante en el caso de las personas mayores, sobre todo porque son las que más riesgo corren de caer en la más absoluta soledad, dado que es a estas edades en las que se empiezan a presentar problemas de movilidad que impiden salir al mundo exterior, además de que se puede vivir la pérdida de amigos y esposos mientras que los hijos ya hace mucho que se independizaron.
¿Qué es la soledad crónica?
Para detectar las señales que nos indican que una persona mayor se siente sola, primero debemos entender a qué nos referimos con soledad crónica. Este tipo de soledad es la que se da cuando los sentimientos de soledad y de aislamiento social se van extendiendo a lo largo de un largo período de tiempo. La persona presenta sentimientos constantes de sentirse sola, alejada o apartada de la sociedad, pero no dispone de las herramientas ni facilidades para volver a conectarse a nivel social. Añadido a esto, se le suman los sentimientos de baja autoestima, sensación de rechazo y temor hacia otras personas.
La soledad crónica puede pillar desprevenida incluso a la persona más sociable. Si bien ser una persona extrovertida puede servir de factor de protección, cabe decir que factores situacionales también pueden hacer que una persona se desconecte de la sociedad, como por ejemplo presentar una enfermedad que impida la movilidad, haber perdido a relaciones importantes o simplemente ya no disponer de formas para establecer contacto con los familiares.
Las principales señales de que una persona mayor se siente sola
Lo que hace que una persona mayor se encuentre en una situación de soledad extrema puede ser muy variado, yendo desde sus propios rasgos de personalidad hasta la pérdida de relaciones significativas, ya sea porque se han distanciado o porque se han muerto. Igualmente, podemos destacar tres señales principales que nos indican que una persona mayor se siente sola y corre el riesgo de quedar atrapada en la soledad crónica.
- Falta del hábito de cultivar amistades
Uno de los motivos principales por los que las personas mayores pueden sentirse solas y aislarse es la pérdida de amigos. Con la edad es inevitable que se vayan perdiendo relaciones de amistad, sobre todo por culpa de que a todos nos tiene que llegar el final. Sin embargo, si la persona no hace nada para intentar mantener o ampliar su red de “contactos” con amigos, el aislamiento va a ir ganando terreno de un modo muy dañino.
Como familiares, amigos o seres importantes para esa persona mayor, podemos hacer un esfuerzo e intentar que descubra nuevas amistades, apuntándose a actividades con otras personas de su edad y, así, compartir tiempo con gente con los mismos gustos, evitando así el aislamiento.
- Falta de autoestima
Toda persona que haya conseguido llegar hasta la tercera edad tiene que haber tenido una vida interesante. Es lógico pensar que habrá trayectorias vitales más interesantes que otras, pero sin lugar a dudas todas ellas tienen anécdotas, historias y grandes hazañas que contar.
Teniendo en cuenta esto, es preocupante que una persona mayor nos diga que su vida no ha sido interesante, que no ha sido de gran importancia y que no tiene nada que contar ni sienta cierto orgullo hacia logros pasados, por muy poco trascendentales que puedan llegar a parecer.
Si una persona mayor nos dice que se siente mal, que siente que ha desperdiciado la vida, que no vale nada, que nadie la quiere y comentarios de este tipo es bastante sencillo ver que se siente sola y tiene un grave problema de autoestima. Necesita revalorizarse relacionándose con otras personas.
Por este motivo es importante recalcar las cosas buenas que haya logrado a lo largo de su vida, mantenerla activa, demostrar que nos importa y que la tenemos en cuenta, que sin ella nuestra vida le faltaría algo.
- Poca disposición para adaptarse
Uno de los estereotipos más extendidos sobre la vejez es que las personas mayores son reacias a las cosas nuevas. Esto en parte es cierto, pero no llegando al punto de que la persona es incapaz de relacionarse con el mundo ni tampoco puede tolerar hacer nada nuevo.
Si la persona mayor se muestra poco predispuesta para adaptarse estamos ante una señal preocupante. Puede significar que ha llegado a un punto tan grave de soledad que, pese a que la sufre, no es capaz de tolerar nuevas situaciones, aunque estas sean divertidas y le traigan interacción con otras personas.
Para ponerle remedio a este problema, lo que podemos hacer es intentar introducir nuevas experiencias en la vida de esa persona, de forma paulatina y suave, para que vuelva a valorar lo novedoso, todo aquello que el mundo de ahí fuera puede ofrecerle.
¿Cómo de perjudicial puede llegar a ser la soledad crónica?
La soledad crónica es muy dañina para la salud de cualquier persona, pero más especialmente en las personas de edad avanzada. Los sentimientos de soledad prolongados pueden afectar muy negativamente a la salud, tanto en lo físico como en lo mental, y esto se puede entender teniendo en cuenta el importante peso que llegan a ejercer las hormonas.
Se ha visto que la soledad crónica aumenta los niveles de cortisol en el organismo, una hormona conocida por estar implicada en el estrés. En caso de segregarse en grandes cantidades, además de ser el fundamento endocrinológico del estrés, produce varios procesos en el organismo, entre ellos inflamación, aumento de peso, resistencia a la insulina y otros muchos problemas orgánicos. Se podría decir que la soledad mal llevada enferma al organismo.
Pero hay otros muchos más efectos negativos de la soledad crónica, efectos que si bien pueden manifestarse también sin que la persona se sienta sola o esté realmente sola, en caso de que tenga un estado anímico decaído, pueden ir a peor.
- Depresión
- Alteraciones del sueño
- Diabetes tipo 2
- Problemas cardíacos
- Hipertensión arterial
- Cambios del estado anímico
- Abuso de sustancias
Todos estos problemas asociados a la soledad crónica se relacionan con una menor esperanza de vida, motivo por el cual es extremadamente necesario saber si una persona se siente muy sola y en caso de que así sea ponerle solución.
Soledad crónica y neurodegeneración
Mucho se ha estudiado sobre la soledad crónica y la tercera edad, especialmente su vínculo con la neurodegeneración. Sentirse solo repercute negativamente a nivel cerebral y es en la tercera edad el momento vital que más daño puede hacer al ser el período en el que aparecen los primeros síntomas de enfermedades neurodegenerativas en muchas ocasiones, especialmente demencias como por ejemplo la enfermedad de Alzheimer.
Si bien no en todos los casos tiene que producirse una demencia, sí que es cierto que las personas que se sienten solas presentan una reducción llamativa de sus destrezas cognitivas. Funciones ejecutivas como la concentración, la toma de decisiones y la resolución de problemas son aspectos que pueden verse dañados en personas mayores que viven solas. Todo ello hace que sean más propensos a sufrir accidentes, lo cual puede tener consecuencias fatales en caso de que nadie les ayude si sufren un daño grave.