La neumonía es una infección pulmonar que puede afectar a personas de cualquier edad, pero en los adultos mayores representa un riesgo mucho mayor. Con el paso de los años, el sistema inmunológico se debilita, y condiciones de salud preexistentes pueden complicar aún más la recuperación. Reconocer los síntomas y actuar con rapidez es clave para evitar consecuencias graves.
¿Por qué es más peligrosa en la tercera edad?
Las personas mayores, especialmente las que tienen más de 65 años, son más vulnerables a la neumonía por varias razones:
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Sistema inmune debilitado, menos eficaz para combatir infecciones.
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Enfermedades crónicas como diabetes, EPOC, insuficiencia cardíaca o renal.
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Dificultad para eliminar secreciones pulmonares por tos menos efectiva o movilidad reducida.
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Mayor probabilidad de hospitalización, donde se pueden contraer bacterias resistentes.
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Desnutrición o debilidad muscular, que afecta la respiración y la recuperación.
Síntomas comunes de la neumonía en personas mayores
A diferencia de los jóvenes, los adultos mayores no siempre presentan los síntomas típicos. Es importante estar atentos a:
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Fiebre o escalofríos (a veces puede no haber fiebre).
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Tos persistente, con o sin expectoración.
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Dificultad para respirar o sensación de ahogo.
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Dolor torácico al respirar o toser.
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Confusión o desorientación súbita (puede ser el primer signo en personas mayores).
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Fatiga extrema o debilidad generalizada.
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Pérdida de apetito.
Riesgos y complicaciones posibles
Cuando no se trata a tiempo, la neumonía en personas mayores puede derivar en complicaciones graves:
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Insuficiencia respiratoria.
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Sepsis (respuesta inflamatoria grave del cuerpo a la infección).
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Derrame pleural (acumulación de líquido en los pulmones).
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Recaídas o infecciones recurrentes.
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Descompensación de enfermedades crónicas.
Prevención: la mejor herramienta
Aunque no siempre se puede evitar, sí es posible reducir considerablemente el riesgo con estas acciones:
1. Vacunación
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Vacuna antigripal anual: muchas neumonías se desarrollan tras una gripe.
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Vacuna antineumocócica: protege contra las bacterias más comunes causantes de neumonía.
2. Higiene y control de infecciones
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Lavado frecuente de manos.
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Evitar el contacto con personas con enfermedades respiratorias.
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Mantener una buena ventilación en casa.
3. Fortalecer el sistema inmunológico
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Dieta equilibrada rica en frutas, verduras y proteínas.
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Actividad física adaptada a su condición.
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Dormir lo suficiente y evitar el estrés.
Tratamiento y cuidados en casa o en el hospital
El tratamiento dependerá de la causa (bacteriana, viral o fúngica) y del estado general del paciente. Puede incluir:
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Antibióticos o antivirales, según el caso.
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Oxigenoterapia, si hay dificultad respiratoria.
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Hidratación adecuada.
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Fisioterapia respiratoria, para ayudar a eliminar secreciones.
En casos graves o si hay complicaciones, puede requerirse hospitalización.
Conclusión
La neumonía es una enfermedad seria en las personas mayores, pero con detección temprana y cuidados adecuados, se puede tratar con éxito. Estar atentos a los síntomas, especialmente a los cambios de comportamiento o confusión, y consultar al médico rápidamente puede marcar una gran diferencia en la evolución del paciente. La prevención sigue siendo el mejor aliado.