Colesterol “malo” y demencia: cómo se relacionan y qué nos dice la ciencia

El colesterol LDL, conocido popularmente como colesterol “malo”, es un factor de riesgo bien establecido para enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, investigaciones recientes también señalan que niveles elevados de LDL pueden influir en la salud cerebral y aumentar el riesgo de demencia. Comprender esta relación es clave para prevenir deterioro cognitivo en la tercera edad.

Qué es el colesterol LDL

El colesterol LDL transporta grasas desde el hígado hacia los tejidos. Cuando se encuentra en exceso en la sangre, puede acumularse en las paredes de las arterias, generando placas que dificultan la circulación sanguínea. Este proceso no solo afecta al corazón, sino también al flujo sanguíneo cerebral, fundamental para mantener las funciones cognitivas.

Cómo afecta al cerebro

Los niveles altos de LDL se relacionan con:

  • Reducción del riego sanguíneo cerebral, lo que puede causar daños progresivos en las neuronas.

  • Inflamación vascular, que afecta la comunicación entre células cerebrales.

  • Aumento del riesgo de accidente cerebrovascular, que a su vez eleva la probabilidad de deterioro cognitivo.

  • Acumulación de placas de proteína beta-amiloide, asociadas al Alzheimer.

Evidencia científica

Varios estudios han observado que personas mayores con colesterol LDL elevado durante años presentan un mayor riesgo de:

  • Deterioro cognitivo leve.

  • Alzheimer y otras formas de demencia.

  • Declive en memoria, atención y capacidad de razonamiento.

No obstante, mantener un equilibrio es importante: niveles demasiado bajos de colesterol también pueden afectar la salud cerebral, por lo que siempre debe valorarse individualmente.

Medidas preventivas

Controlar el colesterol LDL forma parte de una estrategia integral para proteger la salud del cerebro:

  • Alimentación saludable: reducir grasas saturadas y trans, aumentar frutas, verduras, pescado y aceite de oliva.

  • Actividad física regular: caminar, nadar o realizar ejercicios adaptados fortalece el corazón y el cerebro.

  • Control médico periódico: chequeos para medir colesterol, presión arterial y glucosa.

  • Evitar hábitos nocivos: fumar y el consumo excesivo de alcohol incrementan el riesgo vascular y cerebral.

Conclusión

El colesterol LDL no solo afecta al corazón, sino que también tiene un impacto importante en el cerebro y en el riesgo de demencia. Mantenerlo dentro de rangos saludables, junto con un estilo de vida activo y equilibrado, es una forma eficaz de cuidar la salud cognitiva y prevenir el deterioro en la vejez.

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