Cáncer en personas mayores: ¿se les está tratando como corresponde?

El cáncer es una de las principales causas de muerte en personas mayores, pero a menudo el tratamiento en esta población plantea dilemas médicos y éticos. ¿Reciben los pacientes mayores el mismo acceso y calidad de tratamiento que los más jóvenes? ¿Se tienen en cuenta sus necesidades específicas o se les excluye por su edad?

Este artículo explora los retos y realidades del abordaje del cáncer en adultos mayores, una población creciente que merece una atención individualizada, justa y eficaz.

Un diagnóstico común en la vejez

El riesgo de desarrollar cáncer aumenta con la edad. De hecho, más del 60 % de los nuevos diagnósticos se produce en personas mayores de 65 años. Sin embargo, a pesar de representar el grupo más afectado, muchas veces no son incluidos en estudios clínicos ni reciben tratamientos adaptados a su situación real.

¿Por qué algunos mayores no reciben tratamiento completo?

Existen varios factores que pueden influir en una decisión médica más conservadora:

  • Presencia de otras enfermedades: la coexistencia de patologías como hipertensión, diabetes o insuficiencia renal puede limitar las opciones terapéuticas.

  • Fragilidad física o cognitiva: algunos profesionales temen que los efectos secundarios sean más intensos o peligrosos.

  • Edad como criterio excluyente: en algunos casos, la edad avanzada se utiliza como motivo principal para no ofrecer tratamientos agresivos, incluso sin evaluar objetivamente la condición del paciente.

  • Preferencias personales: algunos pacientes mayores, tras una evaluación honesta, pueden optar por cuidados paliativos o tratamientos menos invasivos.

Importancia de una evaluación geriátrica oncológica

Para tomar decisiones adecuadas, cada caso debe evaluarse de forma individual, considerando no solo la edad cronológica, sino:

  • Estado funcional (capacidad para realizar actividades diarias).

  • Nivel de dependencia.

  • Salud mental y cognitiva.

  • Soporte social y familiar.

  • Preferencias del paciente.

Una valoración geriátrica integral permite diseñar un tratamiento más ajustado, que equilibre eficacia, calidad de vida y expectativas del paciente.

Tratamientos adaptados: sí, pero con criterio médico y humano

No se trata de ofrecer tratamientos agresivos a toda costa, ni de retirarlos por defecto. El objetivo debe ser:

  • Maximizar la calidad de vida.

  • Evitar toxicidades innecesarias.

  • Ofrecer opciones reales basadas en la ciencia, no en prejuicios.

  • Incluir al paciente y su entorno en la toma de decisiones.

En muchos casos, las personas mayores pueden tolerar bien tratamientos como cirugía, quimioterapia o radioterapia si están bien seleccionados y supervisados.

El papel de la familia y los cuidadores

Los familiares juegan un rol esencial en el acompañamiento emocional y logístico del tratamiento. También pueden ayudar al equipo médico a comprender mejor la situación del paciente, sus rutinas, preocupaciones y objetivos personales.

Conclusión

La edad no debe ser una barrera para recibir tratamiento oncológico adecuado. Las personas mayores tienen derecho a un abordaje individualizado, basado en la evidencia, la empatía y la valoración integral. El cáncer en la vejez no debe ser sinónimo de resignación, sino de atención especializada y centrada en la persona.