Estado de ánimo persistentemente bajo en la vejez: qué es la distimia

La distimia, también conocida como trastorno depresivo persistente, es un tipo de depresión crónica que afecta especialmente a las personas mayores. A diferencia de una depresión mayor, sus síntomas son más leves, pero duran mucho más tiempo, a menudo años, afectando de forma significativa la calidad de vida de quien la padece.

¿Qué caracteriza a la distimia?

La distimia no siempre se presenta con tristeza evidente. En muchas personas mayores, se manifiesta como una sensación constante de apatía, falta de interés o baja energía, lo que a veces se confunde con el envejecimiento normal. Sus síntomas más comunes incluyen:

  • Estado de ánimo bajo la mayor parte del tiempo

  • Pérdida de interés en actividades cotidianas

  • Dificultad para concentrarse o tomar decisiones

  • Fatiga constante

  • Cambios en el apetito o en el sueño

  • Baja autoestima

  • Irritabilidad o impaciencia

¿Por qué es común en personas mayores?

En la tercera edad, la distimia puede estar influida por múltiples factores:

  • Pérdidas emocionales (viudez, soledad, amigos que fallecen)

  • Enfermedades crónicas o dolor físico

  • Aislamiento social

  • Cambios en el estilo de vida (jubilación, dependencia)

  • Uso de ciertos medicamentos

Es importante no normalizar estos síntomas como algo “típico de la edad”, ya que la tristeza constante no forma parte natural del envejecimiento.

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico de la distimia puede ser difícil, porque los síntomas suelen pasar desapercibidos o confundirse con otras condiciones. Por eso es fundamental que familiares y cuidadores estén atentos a cambios sutiles en el estado de ánimo o el comportamiento.

Tratamiento habitual:

  • Terapia psicológica: especialmente la terapia cognitivo-conductual, muy útil para personas mayores.

  • Medicamentos antidepresivos, siempre bajo supervisión médica.

  • Cambios en el estilo de vida, como establecer rutinas, fomentar la actividad física y las relaciones sociales.

  • Apoyo familiar, que juega un papel clave en la detección temprana y la recuperación.

Cómo ayudar a una persona mayor con distimia

  • Escucha sin juzgar y fomenta el diálogo.

  • Anima a la persona a mantener una rutina y hacer actividades que le gustaban antes.

  • Acompaña a las citas médicas si es necesario.

  • Evita minimizar sus sentimientos o decirle que “todo está bien”.

  • Promueve el contacto con amigos, familia o grupos de apoyo.

Conclusión

La distimia puede pasar desapercibida en las personas mayores, pero tiene un gran impacto en su bienestar emocional. Reconocerla y buscar ayuda es el primer paso para mejorar su calidad de vida. Con acompañamiento adecuado y tratamiento, es posible recuperar el interés por la vida y disfrutar del presente, independientemente de la edad.