Las consecuencias de la soledad no deseada en las personas mayores son cada vez más estudiadas. Puede afectar tanto a la salud física como a la salud mental y emocional de las personas.

En primer lugar, tenemos que entender que las personas somos un conjunto de sistemas interrelacionados. Al fin y al cabo, sentirnos bien físicamente hará que nos sintamos mejor emocionalmente, y estar tranquilos, satisfechos, etc., mejorará nuestra salud física.

Puede resultar un tanto exagerado, pero cada vez es más patente que funciona de esa forma. ¿Cuántas veces nos hemos sentido de mal humor porque nos dolía mucho la cabeza, el cuello, la espalda, etc. De la misma manera, ¿cuántas veces nos ha dolido la cabeza porque en el fondo sentíamos estrés o malestar por alguna otra cosa?

Entendiendo esto, no es raro pensar que la soledad no deseada pueda afectar a las personas mayores a tantos niveles.

Consecuencias de la soledad no deseada en las personas mayores: salud física

La soledad, sobre todo cuando es una soledad percibida pero no deseada por parte de una persona, puede tener graves consecuencias para la salud. En casos extremos, puede incluso llegar a causar la muerte prematura de la persona.

Entre las consecuencias para la salud que más comúnmente podemos encontrar, está el incremento de posibilidades de sufrir una enfermedad cardiovascular. Las personas mayores pueden sufrir en mayor medida una enfermedad cardiaca cuando se sienten solas, y también aumentan las posibilidades de que sufran otras alteraciones como la hipertensión arterial.

Es también frecuente sufrir diversas alteraciones del sueño, que pueden incluir desde dificultades para conciliar el mismo como numerosos despertares y alteraciones en el ciclo del sueño.

Es muy posible también que la soledad no deseada pueda llegar incluso a alterar el sistema inmune de la persona. Esto es porque se ha podido observar con el paso de los años que el estrés disminuye las defensas del sistema inmunológico. Esto a su vez puede aumentar las posibilidades de sufrir otras enfermedades o ser más vulnerable a ellas.

Consecuencias psicológicas de la soledad en personas mayores

Diferenciemos las consecuencias psicológicas de las emocionales. La soledad tiene consecuencias a ambos niveles. Nuestro funcionamiento cerebral y mental empeora ante los sentimientos no deseados de soledad. Esto, en personas mayores, acaba por tener un efecto negativo en nuestra salud mental, e incluso en las enfermedades que podemos desarrollar.

Lo primero que tenemos que entender es que la soledad puede afectar a mucha áreas del cerebro. Por ejemplo, se ha encontrado muchas veces que empeora nuestra capacidad para procesar la información. Más concretamente, hace que se enlentezca significativamente la velocidad de procesamiento. Esto significa que nuestro cerebro puede procesar la información de nuestro entorno más despacio y, por lo tanto, también tarde más en dar una respuesta.

También puede afectar a nuestra memoria, haciendo que diversas formas de ésta se puedan ver afectadas, como la memoria inmediata o a corto plazo. Así, la habilidad cognitiva es mayor en personas mayores con relaciones sociales saludables y con una mayor red de apoyo.

Sabiendo eso, no es extraño darse cuenta de que la soledad no deseada puede llegar a aumentar las posibilidades de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como la demencia o el Alzheimer. De hecho, se está estudiando también que pueda tener alguna relación con la enfermedad de Párkinson.

Consecuencias emocionales de la soledad

Los efectos de la soledad no deseada en la salud mental son quizá los más evidentes. También son los que a menudo se nos vienen en primer lugar a la cabeza cuando pensamos en una persona mayor que se siente sola.

Además, es importante darse cuenta de que frecuentemente son efectos de la soledad, y también tienen un efecto retroactivo. Es decir, que además de ser consecuencias también pueden a su vez empeorar los sentimientos de soledad que la persona está sintiendo.

Entre las consecuencias más comunes están los sentimientos de tristeza y ansiedad, o incluso la depresión.  Es común que las personas mayores que se sienten solas tengan más sentimientos de vacío y de aislamiento que las personas que no están solas.

También pueden llegar a tener más problemas para afrontar determinadas circunstancias, sobre todo debido al aumento de sentimientos de miedo.

Como consecuencia de todo esto, en numerosas ocasiones las personas mayores que están solas se ven obligadas a afrontar una mayor inestabilidad emocional.

Por supuesto, también es común encontrar mayores niveles de timidez o conductas de evitación,  así como un peor autoconcepto y una peor autoestima. Esto significa que las personas que están solas frecuentemente se valoran menos a sí mismas, se sienten menos satisfechas y tienen mayores dificultades para valorar sus logros.