Síndromes geriátricos. Fragilidad, sarcopenia y caídas

El impacto de los síndromes geriátricos en la salud de los mayores

Conforme vamos haciéndonos mayores tenemos mayor probabilidad de sufrir enfermedades crónicas que generan incapacidad funcional y social. Los problemas de salud más frecuentes en las personas mayores se adscriben dentro de la categoría de síndromes geriátricos. Y su presencia retroalimenta la aparición de otras enfermedades, y viceversa.

Los síndromes geriátricos consisten en un conjunto de cuadros clínicos —o una serie de enfermedades o riesgos— que repercuten en su autonomía. De hecho, suelen ser el origen de incapacidad funcional o situaciones de dependencia, en el peor de los casos. Por no mencionar que son una de las principales causas de la morbilidad y mortalidad en este sector de la población.

Si bien existen diversas enfermedades o síndromes que inciden negativamente en la calidad de vida de las personas mayores; entre los más comunes están el síndrome de fragilidad, la sarcopenia y el síndrome de inestabilidad. Y ellos pueden derivar en otro factor de riesgo muy preocupante, dada su alta incidencia en la mortalidad anciana: las caídas.

Sin embargo, muchos de estos síndromes devienen de un estilo de vida sedentario y pernicioso. Lo cual significa que, interviniendo con actividades preventivas mediante programas de promoción de la salud, pueden evitarse. O al menos disminuir o retrasar su aparición en la vida de las personas mayores. Y ese es nuestro objetivo profesional.

Porque hemos de dejar claro una cuestión: el envejecimiento no viene aparejado con la predisposición de sufrir síndromes geriátricos per sé. Al contrario, una de las características de la vejez es su heterogeneidad.

Es decir, la calidad del envejecimiento viene dada por factores genéticos y ambientales. Así, el estado nutricional, el sedentarismo, la polimedicación, la existencias de enfermedades previas, etc. aumentan la fragilidad.

De ahí que, fomentando el envejecimiento activo y saludable en los adultos mayores, los síndromes geriátricos pueden contrarrestarse.

Algunas características de los síndromes geriátricos

Decíamos que el síndrome geriátrico es un compendio de enfermedades —o cuadros patológicos— que aparecen con cierta frecuencia en un elevado porcentaje de ancianos. Su casuística es diversa y multifactorial, siendo los más prevalentes:

  • Trastornos mentales y deterioro cognitivo
  • Síndromes vasculares
  • Incontinencia urinaria o fecal
  • Síndrome de inmovilidad
  • Úlceras por presión
  • Síndromes respiratorios
  • Consumo de muchos fármacos o polifarmacia
  • Síndrome de sarcopenia
  • Fragilidad o síndrome del anciano frágil
  • Inestabilidad y caídas

En esta ocasión, ahondaremos en los últimos tipos de síndromes geriátricos, por afectar sobremanera a la función física y la autonomía personal de los mayores.

Sin embargo, cabe señalar que todos ellos presentan una serie de características comunes, si bien no existe en único tipo de síntomas. Dichos rasgos en común son:

  • Deterioro de la calidad de vida de las personas mayores. Pues aumentan su grado de dependencia y su aislamiento social.
  • Son frecuentes a partir de la etapa de la tercera edad, no obstante, muestran un aumento exponencial a partir de los 80 años. Están estrechamente vinculados con las hospitalizaciones y cuadros de enfermedades crónicas.
  • Se asocian a la disminución de las reservas fisiológicas que provoca el paso del tiempo.
  • Favorecen la aparición de discapacidades físicas o limitaciones para realizar las actividades básicas de la vida diaria.
  • La mayoría de ellos son previsibles y, con el tratamiento o abordaje terapéutico oportuno, pueden evitarse o revertirse.