La violencia de género es una conducta realizada por los hombres que atenta contra la seguridad y bienestar de las mujeres por el hecho de serlo. Aunque puede estar presente en prácticamente todas las edades, las mujeres de la tercera edad se presentarán más vulnerables ante este tipo de violencia.
¿Qué es la violencia de género en la tercera edad?
La ONU define la violencia de género como: “Todo acto de violencia basada en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada”.
Es decir, se considera violencia de género todo acto que atenta contra la seguridad o bienestar de una persona y que se vincula con el género de esta.
Consideramos como personas de la tercera a edad a sujetos de entre 65 y 80 años, es decir, a la población de personas mayores o ancianas. Por tanto, tenemos que tener presente que este grupo de individuos es vulnerable, presenta mayores dificultades y muestra más dependencia funcional y emocional.
Pese a que el término género incluye tanto a hombres como mujeres, en la sociedad se observa un mayor número de mujeres víctimas de este tipo de violencia. Dadas estas cifras, con más afectación de la mujer, la delegación del Gobierno de España para la violencia de género ha precisado necesario realizar estudios sobre la situación de las mujeres mayores de 65 años que sufren violencia de género y preparar recursos adaptados para ellas.
Existen diferentes tipos de ejercer violencia: la violencia física, la violencia sexual, la violencia psicológica, la violencia emocional y la violencia económica. La violencia de género ha sido ignorada durante mucho tiempo, vista como algo normal. Se asumía como algo natural que un hombre dañara o hiriera a su mujer, ya que se consideraba que era de su propiedad.
Prevalencia de violencia de género en mujeres mayores
Las personas mayores son un grupo de población que ya muestran más dificultades y dependencia por el hecho de ser mayores. Por tanto, parten de una situación de vulnerabilidad mayor y en muchas ocasiones no son atendidas o socorridas de manera eficaz.
El porcentaje de mujeres mayores víctimas de violencia de género es elevado, con una larga evolución de esta en el tiempo; es decir, llevan años sufriendo. Tal es la afectación que en muchas ocasiones la propia mujer no es consciente y no reconoce ser víctima de agresión. Será primordial atender y apoyar a estas mujeres para que no se sientan solas y puedan afrontar y superar la situación.
En el año 2017 se registró la muerte de 46 mujeres víctimas de violencia de género en el Estado Español. Del total de víctimas, 5 de estas mujeres tenían 65 años a más, suponiendo el 10,9% del total de las víctimas mortales.
También se ha observado que el 78% de la violencia de género en estas mujeres sucede en el ámbito del matrimonio, 75% ha sufrido violencia psicológica y el 56% mantiene relaciones sexuales sin su consentimiento.
La vulnerabilidad de las mujeres mayores
Las personas de la tercera edad son en general un grupo vulnerable, dadas sus condiciones físicas y psicológicas y la necesidad de apoyo. A esta vulnerabilidad inherente se le suma el elevado porcentaje de personas mayores que reciben maltrato.
Por tanto, las mujeres mayores muestran mayor debilidad ante posibles ataques, pudiendo ser víctimas a maltrato y violencia de género de forma conjunta en una misma mujer. No debemos olvidar que maltrato y violencia de género no son lo mismo, ya que esta segunda se refiere específicamente a una conducta surgida del machismo.
De igual manera, incrementa esta vulnerabilidad el hecho de considerar las posibles lesiones físicas causadas por violencia como propias del envejecimiento de la mujer, la minimización de la importancia de los comportamientos agresivos por la pareja (refiriendo que se debe al estrés de ser cuidador) o la normalización y no comunicación por gran parte de las mujeres afectadas por la situación de violencia, dado que llevan años viviendo con el agresor y valoran el comportamiento como normal.
También es preocupante que los recursos especializados para atender y asistir a la víctima de violencia de género no tienen en cuenta las diferencias que puede haber en cada grupo de edad y, por tanto, no están adaptados a estas variaciones, presentando limitaciones para ayudar y solucionar el problema de forma eficaz.
Estado físico y emocional de las mujeres de la tercera edad afectadas por estos ataques
En el grupo de mujeres que habían sufrido violencia de género, un 39% de ellas consideraban que su estado de salud era “regular”, llegando a un 31% las que lo valoraban “malo o muy malo”. Cuando se comparó con el grupo de mujeres de su misma edad de la población general, se observó que las afectadas por violencia superan en 5 puntos perceptuales al grupo de población general en la valoración “mala o muy malo” estado de salud.
Los porcentajes no disminuyen cuando nos centramos en el estado emocional, ya que 7 de cada 10 mujeres afectadas refieren ansiedad, tristeza y angustia. Concretamente, de trastornos mentales como la depresión y ansiedad, los porcentajes han sido de 32% y 24% respectivamente.
Lo que es más alarmante y preocupante es que un 59% de las mujeres con estas alteraciones mentales no reciben ni tratamiento psicológico ni psiquiátrico.
Recursos y estrategias para combatir este tipo de violencia
Para afrontar este tipo de violencia de género, se utilizan técnicas y estrategias similares a las empleadas con las víctimas de otras edades, pero teniendo presente, como ya hemos apuntado, las dificultades asociadas a la vejez. Normalmente, las mujeres de la tercera edad no tienen o no cuentan con una economía propia, dependen del marido, que en muchas ocasiones es el agresor, y tampoco tienen otro lugar donde ir si huyen de casa.
Por tanto, es muy importante que cuando tomen la decisión de actuar ante la situación de violencia busquen ayuda, para de este modo también ayudar a disminuir su miedo ante el agresor y sentirse más seguras.
Otra intervención que se realiza ante una situación de violencia de género en mujeres de la tercera edad es aconsejar a la víctima que se mude a otra localización que el agresor no conozca y así no la pueda encontrar. Pero en el caso de las mujeres mayores, esta actuación también comporta más problemas, ya que suelen tener la vida establecida en un lugar concreto y tampoco tienen medios para desplazarse a otro sitio más seguro. Así que será fundamental, informales de los refugios y hogares a los que pueden acudir y donde serán acogidas y protegidas, alejándose de este modo del maltratador.
En caso de no poder o no querer acudir a un refugio u hogar de acogida, las mujeres que lo necesiten, que requieran ayuda para tratar las afectaciones psicológicas, pueden solicitarla a la atención psicosocial que disponen los Servicios de Salud Mental.
Otro punto fundamental para la recuperación y buen afrontamiento es contar con el apoyo de familiares y amigos, así como poder compartir la vivencia y situación con otra mujer de edad parecida que también es víctima de violencia. Serán muy útiles los grupos de apoyo donde pueden asistir las mujeres que están atravesando una situación de violencia y así poder sentirse acompañadas, que no están solas y no son las únicas que están sufriendo esa situación.
Las mujeres de la tercera edad, también presentan mayor dificultad para volver a ser ellas mismas, volver a sentirse como antes de la situación de violencia, dado que en muchas ocasiones, como ya hemos visto, hace mucho tiempo que se produce la violencia, y, por tanto, han perdido la noción de cómo eran antes, no recuerdan como son en realidad.
De este modo, dadas las dificultades y vulnerabilidad que presentan estas mujeres ante la situación de violencia de género, es necesario apoyarlas, ayudarlas y acompañarlas, haciendo que no se sientan solas en el proceso y dándoles a conocer todas las posibilidades que disponen, protegiéndolas del agresor y reconociendo y dándole la importancia que tiene la situación por la que están pasando.